Starkvind escribió: ↑04 Sep 2019, 22:54
Con estas publicaciones queda descrito el orden de los sucesos. Ahora tenéis que interpretar entre vosotros.
- Qué es lo que habláis en el Consejo improvisado sobre la muerte del inquisidor.
- Qué hacéis con los cuerpos.
- Como investigáis, qué información van a tener los plebeyos.
Aparezco en el consejo como narré, explicando en primera persona lo que he visto en el templo. Hago llamar inmediatamente a
Richerento, que ya habrá cerrado el templo con siete llaves, para que explique en primera persona lo que ha visto. Pero también para que no se vaya por ahí de la lengua. Por suerte es muy temprano, y no hay casi nadie despierto, a la hora en que Richerento se dirigía a preparar la primera misa.
Escucho al consejo, y las diferentes ideas, y aporto la mía:
—Tíos y amigos, NADIE sabe aún nada de lo sucedido. Sólo los miembros del consejo y Richerento. Hay otra solución posible, y yo os la planteo, para que la consideréis: dejar hoy el templo cerrado y, mañana temprano, dejar que la gente vea cómo la comitiva del Gran Inquisidor —hago una micropausa para controlar el gesto de asco que intenta asomar a mi cara— se va de Piedrahundida, sin novedad. Para tal cosa, necesitaríamos que varios soldados de
Enyra completen su atuendo con las insignias de los guardias del Inquisidor, necesitamos una figura de porte similar (estatura, grosor, etc.) al Inquisidor que se haga pasar por él, simplemente embozado con una capa larga y con capucha, de manera que no se le vea la cara, y hacer que esa comitiva tome los carruajes y caballos del Inquisidor y se vaya de Piedrahundida. ¡Esperad, no es tan absurdo como parece, dejadme acabar! —exclamo, cuando los murmullos de extrañeza suben de tono—.
Tomo aire, cierro los ojos, pienso, y continúo:
—Poco después de que la comitiva se haya alejado, todos nuestros soldados volverían discretamente a través de la cueva que conecta con la Iglesia. Por esas mismas cuevas sacarían los cadáveres de los verdaderos guardias inquisitoriales y montarían la escena de una caravana atacada, quizá incluso con fuego para quemar los carruajes. Más tarde, ese mismo día, anunciaríamos la llegada de una anfíptera, o de algún viajero, que nos narraría que la caravana ha sido asaltada (incluso podemos esperar que un viajero cualquiera, efectivamente, se encuentre con los restos de la caravana, y que venga a avisarnos; o que el humo del fuego se vea desde Piedrahundida, y enviemos alguien a investigar). Enviaríamos soldados de forma natural, y se encontrarían... bueno con lo esperado: con la caravana del Inquisidor atacada, sus soldados muertos con los corazones arrancados, y todos sus bienes robados. Eso nos situaría en la incómoda posición de tener que resolver un crimen cometido por alguien de fuera, bandoleros u hombres lagarto, lo que sea; pero es mucho mejor situación que tener que explicar lo que tenemos ahora. Además resolvemos dos problemas de un plumazo: qué hacer con la situación, y qué hacer con los cadáveres —levanto las cejas, como diciendo «¿no os parece?», y espero la respuesta del Consejo—.
Durante el debate, y se decida lo que se decida con respecto a cómo manejar la situación, abordo también el tema de la investigación y lo que puedan o no saber los plebeyos:
—En cuanto a la investigación de qué ha sucedido, y cómo, me haré cargo yo, si os parece bien. Creo que encaja con bastante exactitud dentro de las tareas de La Visión, y me voy a ocupar personalmente de que el responsable de lo sucedido reciba su merecido —digo, con cara furiosa, mientras pienso que «ocuparme de que el responsable de lo sucedido reciba su merecido» va a consistir, fundamentalmente, en regalarme una buena cenorra y un relajado fin de semana en el
Pompino d'Oro, en cuanto la presión de estos sucesos lo permita.
Pienso hablar con los posibles testigos plebeyos, y les interrogaré de tal manera que haga sus recuerdos de esa noche, si tienen alguno, cada vez más confusos y sin sentido. Hasta que admitan que no se acuerdan bien, o que quizás vieron un demonio, o una luz, o un dirigible...
Starkvind escribió: ↑04 Sep 2019, 22:54
- Pensad qué papel tienen Bianca Leone y Uragana Buelhorn en todo esto. ¿Están presentes? ¿Encerradas?
- Qué vais a hacer con Abelio y su colega Zur-Borath.
- Comentad si aceptáis los términos que os ha propuesto el Tribunal de Beslitz o no.
De momento, con todo recién sucedido, Ni la
Leone ni
Uragana tienen ni idea. Sólo el Consejo y Richerento lo saben. Queda por decidir si Richerento ha tenido tiempo de ir a cascárselo a
Abelio, pero nada más. Y, desde luego, las últimas en enterarse van a ser esas dos.
En cuanto a
Abelio, intercedo por él:
—Creo que todos tenemos claro que
Abelio ha estado poseído por la falsa profetisa o lo que fuera, y que no era dueño de sus acciones. Le conocemos lo suficiente como para saber que es muy devoto, pero no un loco incendiario sin sentido. Debemos esperar a que se le pase el efecto del exceso de semillas lodosas consumidas (ahora que tiene el suministro cortado), y después comprobar su estado general de salud, lo que debería hacer nuestro médico de cabecera (o lo más parecido que tenemos),
Leezar. Una vez se constate que ha vuelto a sus casillas, debería ser liberado y reinstaurado en su posición. Su voz es necesaria en el Consejo, sobre todo ahora que se plantea qué vamos a hacer con la iglesia... En cuanto al tal Zur-Borath, yo le daría un odre de agua, y le pondría en las puertas de Piedrahundida, apuntando a su casa, para que vuelva por donde ha venido. Bastantes turistas tenemos ya.
Por lo que respecta a los términos del duelo, aceptaré lo que
Drake y
Gerad digan, y así lo comunico al Consejo.