Enyra Petreius wrote: 30 Jul 2019, 20:51
Leezar, Abelio. Si queréis podéis describir un poco qué hacen vuestros pj durante la batalla.
*Mi primera batalla, aunque no mi primera escena de violencia. La odisea de la
Torre de Gustaffon me está produciendo un dolor de cabeza que jamás había experimentado. Por suerte, hemos contado con la magistral dirección y sangre fría de
Enyra*
*Durante la batalla me he concentrado en apoyar a las tropas, lanzando sobre todo conjuros defensivos y algún que otro ofensivo, como la bola de fuego que tuve que emplear para destruir a uno de esos insidiosos chamanes de los hombres lagarto. He tenido que esmerarme al máximo, pero poder contar con la ayuda de
Abelio en cuestiones sobrenaturales marcó la diferencia al enfrentarnos ante tantos salvajes arcanistas, pues de otro modo, la balanza mágica habría estado mucho más descompensada*
*Ver de nuevo a los
zombis me produjo una punzada en el pecho, un dolor que expiré ayudando a devolverles la paz en la muerte que esa maldita entidad les había arrebatado*
*Una vez concluida la batalla y liberada a la gente de
Villa Musgosa. Cuando el
alcalde increpa a la magia y
Enyra le corrige, la pido con un gesto que por favor me permita hablar*
- ¡Gentes de
Villa Musgosa! *digo en voz alta para llamar la atención de los supervivientes ahí congregados y acallar el cuchicheo* comprendo vuestra reticencia hacia la magia y me duele ver el sufrimiento por el que habéis pasado... *observo las caras de la muchedumbre* durante largo tiempo, los habitantes de los
Marjales de Omudax habéis sufrido el abuso y el uso pernicioso de la magia, un uso negativo de una fuente de poder que puede ser empleada tanto para el bien, con la gracia de
Ylathia, como para el mal... *cuando nombro a la diosa miro a
Abelio, es momento de repetir lo hecho en
Piedrahundida y resarcir el uso responsable de la magia, apelando a las supersticiones religiosas de estas gentes* al igual que existen los demonios, existe la bondadosa
Ylathia... al igual que existe la oscuridad, existe la luz... y... *busco hacer paradas dramáticas que apoyen mi discurso* al igual que existe la magia oscura, existe la magia blanca y protectora... *de mis ropajes saco un frasco, el frasco de
elixir rojo* por ello, el sabido y justo Lord
Fabrizio Orovecchio me hizo venir a estas tierras, para que ayudara a sus gentes protegiéndolas de los seres impíos que quieren quebrantar la paz de sus dominios... *señalo a
Abelio* para que ayude a la
Iglesia de Ylathia en el fortalecimiento en cuerpo y espíritu de
Piedrahundida y sus dominios... este frasco, es la unión entre la magia protectora y la divina... de las
semillas lodosas otorgadas por la divina
Ylathia, he conseguido gracias a mis conocimientos alquímicos obtener un elixir que permite curar a los recién mordidos por esos seres que no están ni vivos, ni muertos... *con la mano libre, señalo la
Torre de Gustaffon* pronto, muy pronto, no solo habremos liberado
Villa Musgosa de la corrupción, sino que acabaremos con el mal que se esconde en el interior de esa torre de una vez por todas gracias a la unión de
la espada *señalo a
Enyra*,
la fe *señalo a
Abelio* y la
magia protectora *me señalo a mí mismo* ya no debéis temer más gentes de
Villa Musgosa... ¡El tiempo de la oscuridad ha terminado!¡El tiempo de la luz ha comenzado!
*En un principio la muchedumbre se queda atónita, pero pronto, la alegría invade a las gentes de la aldea y vitorean a los tres héroes de
La Batalla por Villa Musgosa, dando gracias a los soldados ahí reunidos también. No digo más, dejando que
Abelio o
Enyra digan algo más si quieren*
*Cuando los ánimos se han relajado y del jolgorio se pasa a la realidad y recuento de bajas y desperfectos, me aproximo al
alcalde tras aconsejar a
Enyra que envíe a un mensajero a
Piedrahundida pero que el resto continuemos hacia la
Torre de Gustaffon para aprovechar el logro de nuestra victoria, ahora que está desprotegida, y así evitar que la entidad maléfica se rearme y prepare*
- Antes de irnos, quisiera hablar con usted de un asunto que he tratado con
Lord Fabrizio y es en relación con la creación de un sistema de comunicación y mensajería entre
Piedrahundida y
Villa Musgosa basada en el uso de las
Anfípteras *señalo a un grupo de aldeanos que transportan jaulas con esos seres alados* posteriormente, se ampliarían las líneas de comunicación a través de todo aquél asentamiento o puesto de vigilancia de los
Marjales de Omudax, pero no debemos comenzar la casa por el tejado... la idea ya la estábamos barajando hace tiempo y creo que con lo que ha sucedido, se ratifica la necesidad de llevarla a cabo, pues de haber dispuesto ya de este sistema de comunicación aéreo, habríamos podido acudir en vuestro auxilio mucho antes... *saco la pipa y la enciendo* por este motivo, quisiera que un grupo de cuidadores de
Anfípteras fueran con el mensajero que
Enyra enviará a
Piedrahundida o bien con nosotros si al final volvemos allí, mientras que otro se queda aquí, de modo que a través del entrenamiento, se consiga trazar la primera línea de comunicación de los dominios entre ambos asentamientos...
*El
alcalde, al comprender que de haber dispuesto de este sistema de comunicación, su sufrimiento y el de sus conciudadanos habría sido mucho menor, lo dispone todo de sumo grado para que un grupo seleccionado por él mismo nos acompañe a
Piedrahundida o al mensajero que envíe
Enyra, a la par que selecciona otro para que cumpla con el objetivo en
Villa Musgosa*
*Tras organizar el asunto de las
Anfípteras y antes de que volvamos a ponernos en marcha, me aproximo de nuevo al campo de batalla acompañado de un grupo de soldados por orden de
Enyra; la general no me hace muchas preguntas, pues en mis ojos ve la respuesta. Observo los cadáveres uno por uno, con especial interés entre los cuerpos de los
zombis*
*Los soldados se mantienen algo inquietos y no le culpo, la visión es desoladora*
*El silencio es sepulcral, pero debemos hacerlo*
- Id apilando los cadáveres *señalo la antorcha de uno de ellos* y luego quemadlos... *mi cara pasa por un rictus de dolor* quemadlos a todos, incluido a los que cayeron de los nuestros... *me aproximo al cadáver de uno de los soldados de
Piedrahundida* y antes de transportar los cuerpos a las piras... *descuelgo mi ballesta y disparo al cadáver en la cabeza* rematarlos con un golpe de espada o hacha en la cabeza, no quiero que se levanten mientras los movéis y se empeoren las cosas...
*Me aparto del grupo. Sé que según el contagio que sufrió
Mario, la transformación durará al menos lo que tardemos en quemar todos los cuerpos. Busco entre los
zombis, hasta que finalmente encuentro lo que buscaba*
*Observo con tristeza cómo el fuego consume los cuerpos de
Maurice y
Franccesca*
- Vosotros sois mi vergüenza, vosotros seréis vengados... *digo en lengua enana mientras los soldados entonan rezos fúnebres a
Ylathia*